Evidentemente existe un acuerdo en la necesidad de reformar el Sistema Electoral como requisito sine qua non para plantear una Democracia Real, pero consolidar esta reforma implica asumir el debate sobre los objetivos que se persiguen, el alcance que puede tener, y las consecuencias que tendría. Y dada la actual situación del movimiento, que al disolver las acampadas gana legitimidad y poder operativo al tiempo que pierde poder simbólico y capacidad de negociación, no sobra recordar que la propuesta debe surtir los trámites planteados por el movimiento y debe estudiarse, analizarse, discutirse y aprobarse en Asamblea General, evitando que grupos de interés se apropien del capital simbólico del movimiento para introducir una reforma a conveniencia.
El pasado viernes 10 de Junio, el grupo de reforma electoral de la Asamblea Granada que tuvo una buena acogida, en el que participaron estudiantes, profesionales, gestores del movimiento y gente sin otro interés que el de entender los postulados básicos de la reforma, demostrando que el movimiento va mucho más allá de las acampadas y que esto no ha hecho más que empezar.
En éste se hizo un análisis de las condiciones históricas de cómo había sido concebido en un primer momento el sistema Electoral en 1973, y las sucesivas transformaciones según la coyuntura del momento hasta nuestros días, por parte del profesor Santiago Delgado, quien concluía que este modelo había sido diseñado para favorecer al sector ideológico de centro-derecha para luego favorecer al sector de centro-izquierda institucional, propiciar la transición, y sentar las bases de la paz política. Finalmente se consolida un sistema electoral que estructuralmente propende a consolidar partidos fuertes, evitar la fragmentación de partidos, propiciar gobiernos sólidos y estables, garantizar la alternancia en el poder, y que en los últimos lustros incluía la proposición de incluir las fuerzas regionales y garantizar el pluralismo social.
Acto seguido se hizo la exposición del modelo de Reforma Electoral del Grupo de Investigación en Métodos Electorales –GIME- de la Universidad de Granada, a cargo del profesor Victoriano Ramírez González, quien presentó un sesudo y elaborado modelo de repartición de escaños (método RGB) que considera las recomendaciones del Consejo de Estado, las paradojas del método de restos mayores (menor participación de partidos pequeños frente a un incremento en el número de escaños) e inconsistencias de los modelos de cifra repartidora (D’Hont y Sainte-Lagüe). En definitiva, una propuesta muy seria y concreta, que personalmente suscribo, pero que sin embargo llega tarde respecto al momento histórico, pues representa un cambio de forma y no de fondo, que es definitiva lo que se reclama con miras al ejercicio de una Democracia Real.
Me explico: esta reforma parte de dos postulados, incluso contempla un tercero que deja al libre albedrío de los partidos, que no atienden a una reforma estructural del sistema electoral: 1) incremento en la Gobernabilidad; 2) garantía de Representatividad; 3) democratización interna de los partidos (opcional). En primer lugar, este modelo entiende la gobernabilidad como una reducción por lo bajo de las capacidades de la oposición y una mayor operatividad en el trámite legislativo del grupo en el gobierno, y reduce así el complicadísimo asunto de la gobernabilidad a una asignación a priori del 10% de escaños para el partido mayoritario, escaños que sacrifican los siguientes partidos más votados. En segundo lugar entiende la representatividad en términos estrictamente cuantitativos, asignando escaños por circunscripciones, obviando el diferencial del peso ponderado entre los votos obtenidos en una o en varias circunscripciones, y mejorando el reparto de escaños entre partidos con semejante número de votos, y elimina el umbral. También corrige el antagonismo entre representatividad y gobernabilidad asignando los escaños según el cuadrado o el cubo de los votos totales, respectivamente. En tercer lugar deja abierta la opción para asignar el orden de los candidatos en listas según se opte por abiertas o cerradas.
Esta propuesta de reforma sigue los postulados de una democracia representativa, y no comprende ni asume la exigencia de una democracia real, directa y deliberativa. Por lo tanto, que el movimiento opte exclusivamente por esta propuesta implicaría reconocer que se quedó grande a sí mismo.Y sin embargo, si no se aprueba por lo menos esta propuesta, un cambio nimio en el sistema electoral, no se habrá conseguido ni las migas.
Un incremento en la gobernabilidad tiene que asumir como axioma el hecho de que la responsabilidad en el ejercicio político se debe y legitima respecto a la ciudadanía, no frente a factores endógenos institucionales (capacidad operativa en el Parlamento). Un incremento de la representatividad no se puede entender como presencia burocrática, sino que debe asumir el reclamo de que el sistema legislativo obedezca a los intereses ciudadanos. No se puede entender una mejora en el sistema electoral como una mejora en las condiciones de las clases políticas regionales. Una mejora en el sistema electoral se entiende en el sentido de un aumento en la participación ciudadana, la apertura institucional a la deliberación popular.
Y como toda crítica carente de alternativa es un acto de vana egolatría del cual me quiero librar, he aquí una somera propuesta de puntos a debatir en la Asamblea:
1) Censo electoral: el actual sistema electoral sólo contempla la participación mediante el voto, y sólo contempla la participación de aquellos suscritos en el censo electoral. Por lo tanto, el supuesto de representación parlamentaria sólo aplica a los votantes. Pensar una reforma que incluya el total del censo electoral en el ejercicio político, es decir, que establezca un peso ponderando no por el total de votos, sino por el total del censo electoral.
2) Voto en blanco: el actual sistema tipifica el voto en blanco como ausencia de opciones de representatividad y no lo computa. Por lo tanto un voto en blanco se redistribuye entre todos los partidos. El voto en blanco debe tener la misma asignación de escaños que votantes se han manifestado a su favor, debe ser computado, y los escaños han de quedar vacíos; en caso de ser mayoría, ha de convocarse nuevas elecciones.
3) Voto nulo: el actual sistema tipifica el voto nulo como un error del votante. No existe la posibilidad electoral de manifestar un desacuerdo, no con los candidatos ni los partidos, sino con el sistema político- burocrático en general. Se ha de establecer una diferencia entre el voto nulo, que atañe a tecnicismos operativos, y el voto anulado, que manifiesta el deseo tácito de no participar en el actual sistema político; en caso de ser mayoría, ha de convocarse Reforma al sistema Parlamentario.
4) Sistema de Partidos: el actual sistema sólo da acceso a los mecanismos de poder y decisión mediante el sistema de partidos e impide la participación de las fuerzas de autogestión y autoorganización civil. La reforma ha de incluir un mecanismo que permita a los ciudadanos no representados por el ideario partidista y sindical tener voz en el aparato institucional legislativo. Establecer el voto Asambleario, cuyos escaños estarán destinados a delegados que la Asamblea decida, quienes actuarán en calidad de portavoces y votarán según se ha establecido en Asamblea.
5) Tipos de ciudadanía: el actual sistema electoral sólo contempla un tipo de ciudadanía capaz de tomar decisiones y ejercer su derecho a la participación política. La reforma debe incluir el debate sobre los tipos de ciudadanía y su inclusión en el sistema participativo para superar la segregación estatal y la discriminación burocrática: la ciudadanía aplazada de los menores de edad, la ciudadanía negada de los inmigrantes, y la ciudadanía restringida de los enfermos psíquicos, los presos, los inhabilitados, todos obligados al cumplimiento de las normas y a la contribución fiscal pero marginados del ejercicio de sus derechos. Reducción de la edad para votar a los 16 años, inclusión de los inmigrantes residentes, eliminación de las tipificaciones de ciudadanía restringida en cuanto al sistema electoral.
6) Funciones del Senado y funciones de la monarquía en la sanción normativa: la reforma debe preguntarse por el anacronismo que implica mantener en vigor estas instituciones, el Senado como ripia de poderes señoriales, y el contrasentido que implica una “monarquía parlamentaria”. Reducir las funciones del Senado cómo órgano consultivo y tecnocrático compuesto por expertos electos de manera popular, y abolición de las implicaciones monárquicas en la sanción de leyes.
Como decía uno de los asistentes a la charla convocada por el grupo de Reforma Electoral, si vamos a hacer una Reforma, a tomarnos la molestia de hacer una consulta, modificar la legislación e incluso la Constitución, pues untada la mano untado el hombro, para no creer que un movimiento que tiene la capacidad de cambiar el mundo se va a contentar con una Reforma que como mucho redistribuye tres o cuatro escaños entre el PP y el PSOE.
Una pregunta:¿Una forma de que se acatara la Carta Magna (constitución) podria ser eliminar el tribunal constitucional,y realizar esta labor por el metodo Asambleario?
ResponderEliminarHola chato!
ResponderEliminarhuy blanco sobre negro, duro pa leer!
como dices al comienzo de tu escrito, yo creo que todo se salio de las manos cuando el movimiento "apolítico" (si se puede llamar así) trato de abarcar muchas cosas al tiempo, en mi humilde opinión deberían haber hecho énfasis en su primer objetivo: Promover un cambio en el sistema electoral para una democracia real.
escribí apolítico entre comillas porque se ve claramente marcadas unas pautas políticas que, digamos, tienen a ser a un lado puntual.
totalmente de acuerdo con el movimiento 15M, esto, tanto aquí, como en todo el mundo, se debe de cambiar, sino, como bien reza tu blog, seremos el no-país y nosotros seremos como Rodrigo D NO FUTURO
un abrazo
y Salsa y Perico!