En primer lugar, la consolidación del proyecto de recentralización nacional implica una mayor concentración del poder en las élites políticas. Por esta vía implica el afianzamiento de la complicidad de éstas con los gremios económicos, a quienes deben gran parte de su triunfo y por lo tanto varios favores. Implica también la perpetuación de la favorabilidad del gobierno en los medios de comunicación masiva. Y como contrapartida, representa la promoción de leyes que favorecen el monopolio y a los grandes empresarios. Como consecuencia tendremos la consolidación del statu quo a nivel político y social, o por lo menos la certeza de que el ente legislativo propende a ello.
En sentido contrario, durante los próximos cuatro años el congreso de la República pierde capacidad de presentarse como opción válida para el desarrollo de las minorías políticas y sociales en el sentido de una democracia participativa, y para el desarrollo de las regiones en el sentido de la autonomía regional. Se frustra la lucha por la repartición de la riqueza y contra la desigualdad, ya que ésta no es pensable sin una anterior repartición del poder. También se obstruye el desarrollo de una democracia deliberativa mientras exista la dependencia de los medios masivos a los grupos empresariales, y de estos con el grupo de interés en el ejercicio del poder.
El debate pasa ahora a girar en torno a las elecciones presidenciales. Las primeras encuestas reflejan una simetría con el resultado de las parlamentarias en la intención de voto, resultado catastrófico de llegar a producirse. Precisamente el sistema electoral está diseñado para que las elecciones del ejecutivo sean pensadas en función del resultado en la conformación del congreso, con la intención de balancear el equilibrio entre poderes (pretensión un tanto idealista al considerar un sistema político que concentra en una sola persona el margen de acción suficiente para ejercer contrapeso a dos cámaras). Si de la experiencia queremos aprender tendremos que aceptar que tener en el gobierno al mismo grupo de interés que goza de mayorías en el congreso es supremamente peligroso para el resto de la sociedad.
Así habló Zaratustra:
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